La VENTANA de FIHNEC
Capítulo Siete Mares
FIHNEC El Salvador

2004 - "CREYÓ QUE LOS TESTIMONIOS ERAN PAJA" - Testimonio de Carlos Sandoval

Hace un par de años, atravesaba una situación económica muy crítica. Me estaban embargando mi casa, el apartamento donde tengo mi oficina y el carro. Soy doctor en naturopatía. Después del primer terremoto se me vino abajo todo. No me llegaban pacientes. Luego del segundo de Febrero, otro mes que no me llegaron pacientes. Yo estaba desesperado.

Fue entonces cuando un amigo me invitó a la Fraternidad Internacional de Hombres de Negocio del Evangelio Completo. Empecé a llegar, y empecé a oír que Dios responde los pedidos que le hacen. Empecé a pedir, pero no me respondía. Yo seguía igual, no tenía pacientes, no tenía ingresos. Era una situación crítica. Oía a algunos del capítulo decir que Dios les había hecho este milagro o el otro. Empecé a pensar que eso era mentira, pura paja. No les creo – decía - y yo no veo nada.

Después de varios meses, un día me hinqué y oré, y lloré, y le dije a Dios: Soy ciudadano norteamericano (tengo 30 años de vivir allá), pero que no quiero regresar. Esperando la respuesta estaba cuando un día comenzó a llegar un paciente, luego dos y después más, y la cosa empezó a verse económicamente mejor. Todavía no podía solventar los embargos, porque tenía mas de un año de no pagar la casa, ni las tarjetas de crédito. En los papelitos de petición de oración había pedido a Dios trabajo, y que me ayudara a solventar mi situación, y que no quería perder mi carro, porque con él me movía.

De pronto la situación cambió y pude reunir 900 dólares. Fui a la Institución Financiera abonar algo para que no me quitaran el carro. Le digo a la cajera, vengo a hacer este abono a esta cuenta. La cajera digitaba y digitaba, me pidió mi nombre, se lo di completo y me dice, usted no debe nada. Aquí está cancelada esta cuenta. No, le dije, yo sé que debo. Total que me pasa con el gerente que me confirma que la cuenta está cancelada. Yo todavía no creía y le dije al gerente: No quiero que me quiten mi carro, voy a dejar estos novecientos dólares. Y me dijo el gerente: los vamos a poner en una cuenta especial, para mientras se averigua. Ha pasado mas de un año y el carro está cancelando. Esa fue la primera sorpresa que Dios me dio.

Luego me llaman de otra Institución, donde ya había querido arreglar algo y me habían dicho: pague 60 mil pesos de un solo que es lo que tiene atrasado. Si no podía pagar una cuota de 900, como iba a pagar esa cantidad. Llegué, y a quien me atendió le dije que la única manera de ayudarme era que me bajaran los intereses y me dieran mas tiempo. Si, se puede, dijo. Pero póngamelo por escrito y haga un abono de 500 dólares. Tomé los 500 dólares, hice la carta y se la llevé. La siguiente semana llego y me dice: Le dimos quince años de plazo (de tres años que tenía), le rebajamos los intereses al 12 por ciento, y hasta la tarjeta de crédito que la tenía atrasada, se la pusimos aquí, en un solo pago. Me salía una cuota bien baja. Fui a la otra Institución donde tenía atraso de un año del apartamento, les propuse lo mismo y lo aceptaron. Me dieron más tiempo y me bajaron los intereses.

Señores, Dios es quien lo ha hecho. Y yo no tengo por qué venir a mentirles a ustedes. Yo les estoy diciendo la verdad de lo que ha pasado en mi vida desde que vengo a la Fraternidad.

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