La VENTANA de FIHNEC
Capítulo Siete Mares
FIHNEC El Salvador

2006 - "CUMPLIENDO CON SU PARTE DEL PACTO" (SEGUNDA PARTE) - Testimonio de José Luis Bonilla

José Luis Bonilla, en la primera parte de su testimonio, relató como, operado de cáncer en el páncreas, murió en la sala de cuidados intensivos, pero para sorpresa de médicos y enfermeras, despertó al día siguiente, para darse cuenta que Dios le había vuelto a la vida. José Luis, recordando el pacto de los personajes bíblicos, clamó a Dios por su vida tomado el compromiso de testificar aun a las piedras, sobre el poder, amor y misericordia de Jesús. Su relato continúa así.
Ese milagro de Dios, me hace recordarle todos los días a toda hora, y sobre todo, me ayuda a caminar recto en mi vida. Vuelto a la vida, pasaron seis meses en ese hospital, antes de salir pesando 90 libras, con una bolsa y una sonda para un líquido que después me di cuenta que era pura proteína, que por eso yo no engordaba. Durante esos seis meses se me formó un seudo quiste pancreático a consecuencia del cáncer. ¡Estaba todavía metido en la prueba! Ese seudo quiste me producía aproximadamente medio litro diario de ese líquido, que si no tenía esa sonda, me iba a ir hinchando en tal forme que no iba a caber aquí. Entonces empezó mi peregrinar buscando médicos que me pudieran quitar esa sonda. Pasé por siete médicos, y ninguno pudo. La bolsa que yo tenía puesta, valía unos 600 dólares. No las hay en el país y tardan diez días en venir de Europa. Finalmente llegué donde un eminente gastro enterólogo que me dijo: Yo he sido maestro de todos esos. Ya no teníamos dinero, solamente confiando en el Señor Jesús. ¿Y cuanto me va a costar doctor? Seiscientos dólares - dijo. Y yo no tenía ni cien. Llegué triste a casa, y mi esposa me dice. Oremos y confiemos en el Señor que de algún modo vamos a salir. De pronto sonó el teléfono. Desde Oregon llamaba Martita, que me dijo: ¡Hola primo! Supe que estabas enfermo. Le conté toda la historia. Y ¿Cuánto te cobran? - me preguntó. Tanto - le dije, y ella me responde: ¿Y ese es tu problema? En 24 horas te los mando. Yo no sabía que ella había triunfado allá y era dueña de una pequeña cadena de joyerías en Oregon. Allí vi nuevamente la mano misericordiosa y de poder de Dios. Logrado el efectivo, fuimos al doctor, a quien dije: No quiero que me duerman. Quiero ver lo que me van a hacer. Me prepararon, sacó la sonda de un solo y ¡la tiró a la basura...! Después de una hora de lucha no pudieron hacer la operación, y ya había tirado y contaminado la bolsa. Nos miramos con mi esposa. Y ¡por donde iba a drenar el líquido! Aquí no había sonda y para pedirla eran diez Días. En ese momento confié en Dios. Me senté, pedí mi ropa y dije a mi esposa: Pagá a estos señores ineptos y vamonos. Y me dicen - se va a ir llenando, se va a morir. Fíjese que no - le dije - conque no me morí cuando me dijeron que en doce días iba a morir. Me vestí y nos fuimos. Mi esposa conducía y le temblaban las manos, porque sabía que me podía morir. Llegamos a casa, vi televisión y me dormí. Al día siguiente desperté sin dolor, con hambre y pedí que me diera desayuno, fui al jardín, dándole gracias a Dios por ver un nuevo día. Así pues cumplo con mi parte del pacto al compartir relatando los milagros que Jesús ha hecho en mi vida, para honra y gloria de su nombre.

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